Está basado... porque le cambié muchas partes, tampoco tengo la mente enferma. (si ven vocaloid... me comprenden)
Había una vez... bueno, en un reino muy, muy lejano.
Un señor, un hombre alto, delgado, de buena vista, elegante, rico, y todas las mujeres se desvanecían por él.
Vivía en una mansión... siempre solo, apartado de los verdaderos amigos, rodeado de gente millonaria e importante.
Cuando este hombre era apenas un niño... todos se burlaban de él, porque era feo y horrible, en el fondo era un niño como todos los demás, en su adolescencia también sufrió, pero un día, llegó a su casa enojado y molesto porque una joven de quien él estaba enamorado, ella, le había ofendido, empujado, y por supuesto, roto el corazón.
Él tenía mujeres atractivas por donde pasara, pero tenía un secreto: Él poseía una pócima, con la cual hacía caer rendidas a todas las mujeres, y el antídoto, del que él no estaba enterado, era un pequeño frasquito, donde por dentro tenía sangre humana, roja, real.
Porque en su frasco del hombre, tenía un líquido morado, producto de varios hechiceros que al fin consiguieron lograr fabricar esa sustancia morada.
Algo peculiar, era, que cada vez que una mujer se enamoraba de él su sangre se tornaba lila, igual que la que el hombre tenía.
Rodeado de mujeres, una vez vio a otra hermosa mujer, debía ser ella, era la que le había arruinado su adolescencia. Para vengarse, la convirtió en su víctima, ella estaba enamorada de él.
Este hombre, que ahora era muy guapo, se encontró con otra "mujer" que no era más que un hombre disfrazado de mujer, le encajó un cuchillo y sangre morada brotó de él, la sangre de todas las demás mujeres, ahora era roja, el cayó al suelo, y todas las mujeres estaban recuperadas, sólo que, al final, la última mujer que vio, era quien había "caído" en la venganza del hombre.
Ella tenía el frasco de sangre roja, y le dijo "eso sí es real" ¡la mujer no había caído en el hechizo! y entonces él le dijo "Te amo"
La fuerza del amor todo lo puede, el señor se curó, y vivió con la mujer que le había arrebatado una de las etapas de la vida felizmente para siempre.
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