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jueves, 15 de marzo de 2012

La cascada de Basaseachi

Esta es una leyenda de una cascada, bueno hay que apreciar las hermosas historias de las antiguas tribus mexicanas, como la Tarahumara, es el nombre que les damos a ellos son de Chihuahua les decimos tarahumaras pero ellos se llaman a sí mismos "Rarámuris" ese es su nombre.

 

El cañón del Parque Nacional de Basaseachi es verdaderamente impresionantes. Hay miles de gigantes pétreos como testigos mudos de la desolación. El viento siempre es fresco a tales alturas. La mirada se pierde entre la niebla y en los pinos que texturizan todo el lugar. En el fondo, la vegetación se vuelve tropical. El camino es vertiginoso al ascenso, y acelerado y húmedo durante es descenso. Durante la noche hace frío. En Basaseachi me contaron esta leyenda:

Esta historia ocurrió hace mucho tiempo, cuando había más rarámuris (éste es el nombre con el que los tarahumaras se llaman a ellos mismos) en esta tierra y el mundo estaba tiernito, antes de que llegaran los españoles.
En la sierra vivía Candameña, quien era el amo y señor de la Alta Tarahumara. Era un buen gobernantes y todos lo obedecían. aunque era fuerte y orgulloso tenía una debilidad. Candameña era padre de una joven llamada Basaseachi, de extraordinaria  belleza, con largos cabellos negros y ojos oscuros. No sólo era bella, también era muy buena y hacendosa. Sabía tejer hermosas piezas de telar horizontal y hacer waris, las hermosas canastas de hoja de pitaka. Con Carrizo aplanado hacía hermosos metales y también era diestra de la confección de ollas de barro.
Muchos aspiraban a ella y el celoso padre impuso a los pretendientes a una serie de difíciles pruebas a ver quién conseguía la mano de su hija: no sólo debían probar su destreza en la caza.
Cuatro de ellos superaron todas las pruebas y quedaron como finalistas: Tonachi, señor de las cimas, Pamachi, el de más allá de las barrancas; Areponápuchi, el de los verdes valles; y Carichí, el de las filigranas de la cara al viento. Pero en la última prueba que Candameña les impuso, una carrera más larga que cualquier otro rarajípari, todos murieron de agotamiento.
Basaseachi, que aunque no había dicho ni una palabra, seguía con angustia el curso de los acontecimientos y, al ver que ninguno de los valientes jóvenes regresaba, se desesperó. En vano miraba por el camino donde hacía unas días se habían ido los cuatro jóvenes, deseosos de lograr su amor.
-Padre, ¿no hay noticias?-preguntó.
-No han vuelto, no volverán- fue todo lo que dijo Candameña.
Basaseachi, desesperada y triste, se arrojó al abismo. Pero como los dioses de los rarámuris son compasivos con las almas nobles, no permitieron que su cuerpo se hiciera pedazos en el fondo del alto barrando. En su caída Basaseachi se transformó en una cascada, una de las hermosas atracciones de la Tarahumara.
Desde entonces, su cuerpo no ha dejado de fluir por las profundidades de la barranca.
Al escuchar la noticia, el padre, desesperado, fue invadido por la tristeza y, profundamente arrepentido de su comportamiento, desapareció del caserío por siempre. Dicen los rarámuris- y muchos lo creemos - que su espíritu vaga por la barranca buscando el cuerpo de su amada hija, sin encontrarlo.

Bueno, les dejo la ficha bibliográfica del librito de cuentos tarahumaras que tengo en mi casa.
Hay muchas versiones de esta historia, para mí esta es la más confiable porque viene en un libro.

Nombre del autor: Murray, Guillermo.
Título: Los Tarahumaras para niños. Cuentos y leyendas de ciudades y animales.
Ciudad de impresión: México DF
Editorial: Selector
Primera edición: mayo del 2006
123 páginas.

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